10 abr 2009

Copa Davis: hambre de revancha


Después del fatídico 23 de noviembre, cuando España provocó un verdadero marplatazo en la final de la Copa Davis del año pasado, de a poco comienzan a aparecer aquellos que se ilusionan con ganar la primera Ensaladera de Plata. ¿Posibilidad concreta? ¿Utopía razonable?
No caben dudas que material humano hay. Y de sobra. Nadie puede negar, deportivamente, el nivel de David Nalbandian, quien pese a ser el segundo del equipo argentino es el referente y símbolo del equipo ahora comandado por Modesto "Tito" Vázquez.
El cordobés, ubicado actualnente en el puesto 15 del ranking mundial, demostró su verdadero nivel en carpeta justo frente a los mejores del mundo. Es cierto que cayó con rivales de menor jerarquía, pero también es inequívoco que el unquillense, a la hora de responder, responde.
Por su parte, Juan Martín Del Potro, flamante número cinco del mundo, hace tiempo dejó de ser promesa y hoy es una indiscutible figura del deporte argentino.
Fue el único tenista, además de Andy Murray -hoy por hoy el jugador más regular del circuito-, que pudo ganarle al español Rafael Nadal, número uno del mundo.
Pero la Copa Davis que se escapó en 2008 debe servir como experiencia. Creíamos que la serie estaba liquidada antes de jugarla. Se hablaba de champán cuando los españoles, humildemente, se aferraban a sus "escasas" posibilidades, ya que la ausencia de Rafa limitaba considerablemente al equipo de la madre patria.
Ahora, después de aquellos excesivos excesos de confianza (valga el juego de palabras y la redundancia), las expectativas son, o al menos debieran serlo, diferentes. Quedó demostrado que la soberbia, la desunión grupal y la falta de diálogo no llevan a nada. A problemas quizás. Pero nada positivo.
La historia, meses más tarde, permite ilusionarse.
Nalbandian y Del Potro se hablan, o al menos juegan juntos el dobles, algo para destacar. Además, Guillermo Cañas y Juan Mónaco están recuperando parte del nivel que los llevó a estar entre los mejores 25 del ranking, por lo que no se habla tanto de una dependencia Nalbandian-Delpo.
En los cuartos de final aparece República Checa, que dejó en el camino a Francia, el equipo que mayor cantidad de jugadores tiene entre los mejores 20 del mundo. La victoria checa causó sorpresa, y en Argentina fue bien vista, ya que las posibilidades, siempre hablando en potencial, crecen. El conjunto europeo es, a diferencia de los franceses, ultradependiente de lo que puedan hacer Tomas Berdych y Radek Stepanek, jugadores que ni siquiera eligiendo superficie marcan diferencias importantes sobre los singlistas nacionales.
Por lo pronto en Argentina ya comienzan a hacer futurolgía y a observar el fixture. Se habla de una eventual final, nuevamente, con España, que no debería tener problemas en sortear su llave hasta dicha instancia.
El nivel de los argentinos, la bronca contenida de la última final y ahora sí, el hambre de gloria, permiten pensar en grande. Será cuestión de corregir lo malo del pasado y potenciar las virtudes propias del presente. Aún falta, pero en esta parte del país ya se siente el hambre de revancha...

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