15 jul 2011

Cosas malas que parecen buenas


Ciertamente, la invitación que recibió Brown para jugar el torneo Argentino B es un hecho que debiera alegrar a todos y cada uno de los misioneros. No tengo dudas de que Posadas, más que el barrio Villa Urquiza en sí, celebra el hecho de que ahora sean dos los representantes de la tierra colorada en la cuarta categoría del fútbol argentino.
Sin embargo, me preocupa saber que entre los invitados esté Sarmiento de Resistencia. Y no porque el equipo de Jorge Capitanich no haya hecho méritos deportivos en el Torneo del Interior, sino por cuestiones extradeportivas.
Todo el mundo sabe, o debiera saber, las graves consecuencias que dejaron los sucesos que protagonizaron en Posadas los simpatizantes del equipo chaqueño hace menos de tres meses, cuando Sarmiento quedó eliminado de los cuartos de final del último Torneo del Interior, clasificatoria justamente para el Argentino B.
En aquella ocasión, y mientras se consumaba la clasificación del conjunto posadeño (ganaba 2-0 y había perdido por la mínima en la ida), los hinchas, por ser contemplativos con la denominación, del representante chaqueño se enfrentaron violentamente con los futbolistas de Brown, primero y los policías, después, dejando un saldo de varios uniformados heridos, además de romper vidrieras y autos en las cercanías del estadio.
24 horas después de aquellos acontecimientos que fueron noticia nacional, el presidente de Sarmiento y actual gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, emitió un comunicado solicitando la renuncia de todo el cuerpo técnico y la comisión directiva, como así también pidiendo duras sanciones para con los jugadores involucrados en la riña.
Antes de quedar eliminados a manos del Verdirrojo, la misma hinchada sarmientista produjo incidentes al término del partido de ida que jugó en la capital correntina ante Ferroviario, arrojando proyectiles y objetos contundentes contra la policía, casas y negocios particulares ubicados próximos a la cancha del barrio San Benito, lo que provocó la demora por parte de la fuerza de seguridad de numerosos fanáticos chaqueños en inmediaciones al puente General Manuel Belgrano.
Y aunque no tengo dudas de que el Consejo Federal (para no decir Grondona) decidió ampliar el Argentino B de 48 a 56 equipos más para engordar sus ingresos que para “darle una mano” a los clubes del interior, me parece bien que otras entidades también puedan ser parte de un certamen al que llegar resulta casi una misión imposible.
El problema, me parece, surge cuando se invitan a clubes como Sarmiento, que lejos están de hacerle un bien al fútbol argentino. Y con invitaciones como estas, queda claro que a la Afa poco le interesa erradicar la violencia, porque se trata más de un premio que de un castigo, más allá de que Sarmiento reúna todas las condiciones de infraestructura que se requieran para disputar un Argentino B.
Salvando las distancias, es casi lo mismo que sucedió con River, que tras el histórico descenso a la B Nacional, no recibió ningún tipo de castigo luego de los gravísimos incidentes dentro y fuera del estadio Monumental, con apriete a la terna arbitral, enfrentamientos con la policía y destrozos millonarios en la propia sede del club incluidos.
Equipos más chicos (y no me vengan a decir que no hay diferencias entre unos y otros), como Nueva Chicago, Almirante Brown y Excursionistas, por nombrar los más recientes y conocidos, recibieron durísimas sanciones por hechos de igual envergadura. Pero bueno, la vara que mide a unos y otros nunca es la misma, como así tampoco la justicia que los juzga.
Sin dudas que con estas actitudes lo único que se logra es amparar a los violentos. El “dale, total no pasa nada”, que a esta altura parece ya una marca registrada.
Uno sabe la excelente relación que mantiene Capitanich con la presidente, y tampoco desconoce el lazo que une al Gobierno Nacional con el círculo de Grondona, pero me pregunto, ¿no sería pertinente, antes de realizar invitaciones, tener en cuenta cómo se maneja cada club, y de esa manera evitar aquello que después siempre termina en desastre? Digo, porque es verdad eso de que prevenir es mejor que curar. Menos cuando está a la vista que nadie tiene el remedio para tamaña enfermedad.

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