14 oct 2010

Messi: la utópica ilusión de Moratti


Parece que Massimo Moratti, el máximo mandatario del Inter de Milán, tiene tantas ambiciones como dinero en sus cuentas bancarias. "En invierno les traigo a Messi", afirmó en referencia a las contrataciones para la próxima temporada. Aunque para algunos la promesa tenía tinte de broma, las especulaciones no tardaron en aparecer.
¿Pagará el Inter los 250 millones de euros que cuesta la cláusula de rescisión de la figura del Barça? ¿Incumplirá Sandro Rosell, presidente del Azulgrana, lo anunciado? ¿Estaba ironizando Moratti? ¿Con qué objetivo? ¿Dejará Messi el equipo que lo vio explotar como futbolista?
Sinceramente, por cómo se siente en el club, por cómo lo tratan, porque deportivamente disputa los torneos más competitivos del mundo y porque, seamos sinceros, dinero no necesita, no hay motivos para creer que Messi se irá de España. Y hay varios factores más que motivan este pensamiento. El principal, por supuesto, son los constantes dichos del argentino, quien se cansó de reiterar su deseo de retirarse en el conjunto azulgrana. "Llegué de chiquito. Acá hice toda mi vida y, por mi parte, nunca me voy a ir, a no ser que el Barça no me quiera más".
Esta identificación con la entidad azulgrana es el lazo más fuerte y se debe primordialmente a la confianza que le brindó el club catalán cuando todavía era uno más del montón, tenía que afrontar un tratamiento para combatir un retraso en el desarrollo de su estructura ósea y en su país le habían dado la espalda. Ese apoyo fue fundamental para forjar una relación más íntima con los colores azulgranas. 2Llegué con 13 años y aquí me dieron todo a mí y a mi familia. El cariño de la gente es lo más importante, lo que más me llega y no tengo intención de irme a ningún lado".
Como segundo punto, existe la motivación personal del jugador. Messi es actualmente el mejor futbolista del mundo y está trabajando bajo un sistema de juego que le sienta a la perfección. No necesita despegarse de ese núcleo que lo explota con excelencia. En un plantel en donde encuentra socios con gran manejo de balón en cualquier sector del campo.
Además, allá ganó todo. Allí se ha ganado el respeto del universo futbolístico. De todo amante del deporte más popular del mundo. Por ello es entendible el revuelo que armaron las declaraciones de Moratti, quien no midió las consecuencias de sus dichos y enloqueció a la prensa española y a las redes sociales, que convirtieron al tema como protagonista.
La tercera causa que convierte a este fichaje en una utopía es el blindaje que tiene el creativo. Los 250 millones de euros que cuesta su cláusula hacen imposible que el conjunto italiano sueñe con contarlo entre sus filas, sobre todo si tenemos en cuenta que el Inter está en quiebra técnica según los últimos estudios, es decir que presenta pérdidas en el balance contable de las últimas siete temporadas.
Como consigna final, el Barcelona quiere dar el golpe definitivo para solucionar el posible acecho de los clubes europeos y cortarles todo tipo de ilusión. Convertirlo en un intocable. Para ello, se rumorea que el club blaugrana se plantea ofrecerle un contrato de por vida al argentino. Un vínculo vitalicio para amarrar al crack y, como dijo Rosell, nunca dejarlo ir.
Y Messi sabe de esa intención, y por ello se ha pronunciado: "No necesito blindajes. El Barça es mi casa y ojalá me quede aquí por siempre".
La afición barcelonista dormirá tranquila. Moratti y el Inter deberán seguir soñando.

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