9 dic 2011

Misio, el sueño del pibe


El pibe es un orgullo, qué dudas pueden existir. Con sólo 17 años logró más que miles de pibes en el profesionalismo.
Martín Benítez, un delantero posadeño que recién está dando sus primeros pasos en el fútbol grande de Buenos Aires, de a poco comienza a escribir su historia en la Primera de Independiente.
Nacido en la tierra colorada y formado futbolísticamente en La Picada, “Misio”, como lo llaman en su lugar de residencia, es actualmente la gran esperanza del Rojo.
Salvando las distancias, su presente tiene algunas similitudes con la aparición del Kun Agüero, quien con sólo 15 años disfrutó las mieles del éxito y la fama cuando en ese entonces Oscar Ruggeri (quizás lo único bueno que hizo como DT de Independiente) lo mandó a la cancha en un partido frente a San Lorenzo.
Anoche fue justamente frente al Cuervo donde Benítez tuvo otra noche soñada. Es que el misionero, que saltó desde el banco, estuvo en el lugar indicado y en el momento preciso cuando Ferreyra mandó el centro al corazón del área y sólo tuvo que direccionar su frentazo para que el equipo de Ramón Díaz gane 1-0 un partido fundamental para las aspiraciones del Rojo de clasificar nada menos que a la Copa Libertadores de América, símbolo por excelencia en la historia roja.
Misio, que el fin de semana pasado convirtió su primer gol en su primer partido como titular (marcó el 1-1 ante Newell’s), ya tiene dos goles en un par de partidos, y los hinchas del Rojo ya se ilusionan con que se trate de la aparición del nuevo ídolo.
El reconocido técnico y ex jugador Leopoldo “Chumpi” Benítez, tío del pibe en cuestión, hace años viene hablando del nuevo crack misionero, y razón no le faltaba cuando avisaba que “el pibe tiene unas condiciones bárbaras”.
Ramón Díaz, experto en eso de “descubrir diamantes en bruto” (Saviola, Cavenaghi y Maxi López son claros ejemplos), quiere que Tincho se transforme en su as de espadas, aunque él mismo reconoce que “se trata de un chico recién, que tiene muchas cosas por aprender todavía”.
Por lo pronto, el pibe que este año también vistió la camiseta de la selección argentina sub 17 en el Sudamericano de Ecuador y en el Mundial de México, mantiene ilusionada a la mitad de Avellaneda con el ingreso al torneo madre del club.
"Este triunfo se lo dedico a todo Misiones", dijo ayer, post victoria sobre el Cuervo, el pibe, en una clara muestra de que, además de talento, capacidad y ganas, se apoya en la humildad para mantener los pies sobre la tierra y no caer en esa inevitable tentación que conduce sin escalas al fracaso.
Son sus primeros pasos, pero en Misiones tenemos que festejar el presente del goleador de las inferiores del Rojo. Así como él, otros tantos pibes incluso más chicos buscan trascender las fronteras en la elite del fútbol argentino.
En Primera División siempre hubo y, seguramente habrá, abanderados misioneros, pero mientras tanto hay que saber disfrutar a los que se hacen su camino, más allá de los colores de ocasión.
Llegar cuesta más de lo que cualquiera pueda imaginarse. Primero fue un acierto de Chumpi, más tarde fue Pancho Sá el que se entusiasmó con el pibe y ahora fue el ojo clínico de Ramón Díaz el que lo llevó a la cúspide.
Por estas horas su familia seguramente estará nadando en un mar de lágrimas de emoción, sabiendo que se cumplió "el sueño del pibe".

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