28 may 2012

La única solución es enfrentar a los barras

Los barrabravas son para el fútbol un cáncer. Son un tumor que hay que extirpar. Cirugía mayor hasta el hueso. Es la solución que imaginamos. Esta nueva generación de barras que viaja en autos de alta gama y 4x4, que son capaces de matar a "fierrazos" a otro hincha o matar de un balazo a un militante político, no podrían disfrutar del botín sin ayuda interna de los clubes. La barra es una asociación ilícita destinada a coaccionar y obtener resultados a través de la violencia. No hay que tener temor y hay que decirlo con todas las letras. Las barras en el fútbol argentino son financiadas por los dirigentes del fútbol. Sin la ayuda de los dirigentes, la barra no puede funcionar. No son víctimas, por el contrario. Los que se sientan cada semana en el Comité Ejecutivo de la AFA, son una parte fundamental del problema. Sin que ellos abran las cajas de los clubes y repartan el botín de clubes quebrados y concursados, no tiene razón de ser la barra. Por eso merece tanto elogio el accionar del presidente Javier Canteros en esa lucha por terminar con esta lacra que tanto daño le hace al fútbol argentino. Lógicamente, se supone, los barras no se van a quedar callados ni quietos ante las medidas que toma Canteros respecto a aplicarles el derecho de admisión y denunciar cada vez que aprietan dentro o fuera del club. Todos, boca para afuera, felicitan al dirigente y le brindan apoyo, pero ciertamente, a Don Julio Grondona y otros dirigentes no les debe estar haciendo ninguna gracia lo que se atrevió, seguramente por ignorancia, como él mismo lo reconoce, el propio titular del Rojo. En este sentido, no sería de extrañar que el equipo de Avellaneda empiece a pagar a partir de los próximos meses el alto costo que decidió pagar Canteros. Los barras en el fútbol argentino son impunes no por ser desconocidos, sino que por ser conocidos. A cada partido de fútbol van de la mano los dirigentes, los barras y la policía. Si en el camino aparece algún incidente, se sueltan y ya nadie se conoce. Por supuesto, hasta el próximo muerto. Sin eufemismos. Con estos dirigentes, con esta policía y sin decisión política es imposible terminar con la violencia en las canchas. Para terminar con la barra los dirigentes del fútbol deben elevar las listas de sus barras a los organismos de seguridad y aplicar el derecho de admisión. No lo hacen, no les da el cuero ni la vergüenza. Es posible, no es difícil cuando existe decisión política. Pudo lograrse en el último Vélez-Boca que se aplicó el derecho de admisión a Mauro Martín y Rafael Di Zeo, líderes de la dividida barra xeneize. La muerte de Agustín Rodríguez, el hincha de Chicago, pudo evitarse. Sólo hacía falta coraje para no pactar con los barras. Es obvio, con la misma receta no se pueden obtener resultados distintos. La nueva dirigencia de Nueva Chicago eligió pactar con los barras, y con esa receta sólo se obtiene violencia y muerte. Fieles a la hipocresía del mundo del fútbol, los dirigentes hace menos de un mes usaron a un sector de los barras para ganar las elecciones, para pegar sus afiches y para festejar juntos el triunfo. Hoy no conocen a los responsables de tanta violencia. No se puede pactar con el Diablo ni con los delincuentes. Con estos dirigentes que miran para otro lado, que alientan a la barra y que inmediatamente dicen desconocerla. Con esta policía que conoce a los barrabravas, que los busca en su guarida, los lleva y trae a la cancha pero que es incapaz de identificarlos, vamos por el peor de los caminos. Debemos ir por un camino distinto. Debemos terminar con operativos pensados en la seguridad de la barra y no en los verdaderos hinchas. Es tiempo de pensar en los inocentes, los que van por la camiseta, por el amor por el club y no por la plata que pueden robarle a la institución, como hacen los barrabravas. Esta crisis es la oportunidad para iniciar un camino distinto. Que nos haga comprender que la seguridad en el fútbol argentino es un fracaso y debemos ir por otro camino más transparente. Que nos haga olvidar de la sociedad dirigente-barrabrava. Que nos haga olvidar de la complicidad policía-barra brava. Que nos haga perdonar el silencio cómplice de la AFA ante la muerte de inocentes vinculados con la violencia en el fútbol.