30 abr 2011

Cuando la impotencia transforma al ser humano


Cuando pasan cosas como éstas, uno no tiene más que darle la razón a aquellos que piensan que el futbol es un deporte para animales. Es difícil de describir con palabras los incalificables sucesos que se vivieron en cancha de Jorge Gibson Brown, con motivos del encuentro entre el local y Sarmiento de Resistencia, por el partido de vuelta de los cuartos de final de una de las llaves de ascenso del Torneo del Interior.
Se jugaban 42 minutos del segundo tiempo cuando en cancha de Brown, que ganaba 2-0 y por ende clasificaba a las semifinales, se armó una verdadera batalla campal, primero entre los jugadores y luego entre el público.
La impotencia de los jugadores chaqueños, que no podían hacer prevalecer su juego, comenzó a hacerse evidente a partir de los 20 minutos del complemento. La falta de ideas, la inoperancia creativa y el incuestionable dominio del local llevaron a que los futbolistas visitantes se contagien de los hinchas chaqueños, que llegaron a la capital misionera en un número mayor a las 100 personas.
Pero el click del partido se produjo a los 42 minutos, en el mismo momento en que el técnico local, Carlos Suirezs, decidió el ingreso de Hernán Runque por el atacante Martín Pérez. Como suele suceder en estos casos, el delantero se tomó todo el tiempo del mundo para retirarse, lo que sacó de las casillas a Emiliano Giletta, el volante central que volvía a la titularidad, que comenzó a apurar al jugador misionero. Esa situación derivó en algunos empujones, y fue potenciándose a medida que llegaban más futbolistas. Pero el acontecimiento que propició de llama para encender el fuego fue una terrible trompada que le propinó uno de los integrantes del cuerpo técnico visitante al propio Pérez, que terminó siendo hospitalizado al nosocomio Ramón Madariaga.
Paralelamente, en las tribunas también se armaba una historia similar. El centenar de simpatizantes chaqueños rompió y derrumbó las rejas que separaban la tribuna visitante de la local (en el medio hay una pequeña tribuna que sirve de pulmón, donde generalmente se encuentran los periodistas, relatores y camarógrafos). Ahí se temió lo peor. Afortunadamente, los policías actuaron en consecuencia y trataron de frenar la embestida de los bien llamados “animales salvajes”. Desgraciadamente para ellos, la inferioridad numérica los llevó a retroceder mientras recibían todo tipo de golpes y ladrillazos. Pero enseguida llegaron más efectivos que, mientras dispersaban con balas de goma, rearmaban el enrejado que servía de separador.
Inundados en cólera, los hinchas visitantes se dirigieron al sector opuesto de su tribuna (que conecta al público con el ingreso a la cancha), rompieron el tejido local y de manera masiva ingresaron al campo de juego. Uno, incluso, lo hizo con un arma, según afirmó un testigo de la acción. Algunos de estos energúmenos se dirigieron directamente al banco de suplentes local, apropiándose de tres camisetas, un par de botines, una pelota y guantes de arquero de Brown.

A todo esto, en el césped los jugadores de Sarmiento, bien apoyados en algunos integrantes del cuerpo técnico, querían descargar su bronca con los futbolistas locales. Al ver el ingreso de los hinchas, los visitantes se sintieron más locales que nunca y explotaron aún más en bronca. La imagen más increíble fue a ver a los futbolistas locales trepando el muro que da espaldas a uno de los arcos para escapar de la situación. Así, mientras algunos lograban salir a la calle, otros sufrían una verdadera emboscada, como Diego Kosachek, a quien siete chaqueños molieron a patadas en el piso. Similar situación sufrió el masajista René Massena, quien al recibir todo tipo de golpes de nocaut cayó tendido al suelo.
Mientras volaban ladrillazos de un lado a otro, decenas de niños y niñas intentaban esconderse y refugiarse en el lugar más apropiado, aunque la cancha de Brown ciertamente no tiene demasiados lugares seguros cuando no se toman las precauciones necesarias.
Como se sabe, Brown no tiene barras bravas, como claramente sí los tiene Sarmiento, y por eso los visitantes hicieron prácticamente lo que quisieron.
Al menos para quien escribe esta nota, la policía actuó en forma correcta en el hecho de no reprimir ni aun cuando las circunstancias así lo requerían, aunque algunos simpatizantes locales se quejaron de la pasividad en algunos casos y de la excesiva violencia con la que por momentos se trató a los jugadores locales que sólo intentaban eludir la amenaza.
Los efectivos policiales comenzaron a multiplicarse en cuestión de segundos, a la vez que un micro con los hinchas visitantes trataba por todos los medios de eludir a los uniformados. Por suerte llegaron los refuerzos y ese colectivo, junto a otros tres que ya se encontraban detenidos a las puertas de la seccional 3ª, a 200 metros de la cancha, quedó a disposición del juez de Instrucción Uno, Marcelo Cardozo, que luego intervino en la causa.

Antes de que se desate el bombardeo chaqueño, al final del primer tiempo que terminó 2-0 a favor del dueño de casa, un dirigente de Sarmiento afirmó, textualmente, que “si no gana Sarmiento se pudre todo”. Y tenía razón.
Es verdad que la entidad chaqueña este año festeja su centenario, que el gobernador Capitanich apostó fuertemente en el proyecto, que el estadio nuevo entusiasma a todos sus hinchas y que la fiesta estaba armada para volver al torneo Argentino B, pero jamás se vio una actitud similar de un equipo al que las cosas no le salen como pretende. Las reacciones pueden ser entendibles si se tienen en cuenta estas circunstancias, pero de ninguna manera justificadas. Parecía todo armado.
Incluso uno de los colaboradores del técnico Eric Acosta estimuló el accionar de la gente visitante haciendo gestos de que ingrese a la cancha cuando las cosas ya no tenían marcha atrás.
Sin dudas que algo de responsabilidad le cabe al juez entrerriano Francisco Aguilera, de la Liga de Paraná, quien debió haber adoptado mayor rigurosidad a la hora de castigar a los jugadores visitantes, porque era algo que se veía venir. El toqueteo local fue enardeciendo sobre todo a los defensores y a los mediocampistas del equipo de Resistencia, que empezaron a abusar de la brusquedad como único artilugio para contrarrestar la superioridad anfitriona.
Mientras todo esto sucedía dentro de la cancha y alrededor de las tribunas, en las afueras del estadio las cosas no eran mejores. La caballería entró en escena para dispersar y correr a los enfurecidos barras visitantes, que a su salida de la cancha destrozaron el frente de un local vidriado ubicado en la avenida Uruguay.
Cuando la contienda cedió en el campo de juego y se incrementó en las inmediaciones del barrio Villa Urquiza, Gustavo Maidana (mediocampista de Brown que ingresó en el complemento) no ocultaba sus ganas de involucrarse en la contienda para defender a su mujer y su hijo, que se ubicaban en la tribuna que estaba siendo bombardeada por los piedrazos que volaban de la ya disminuida parcialidad chaqueña.

Según comunicó el árbitro paranaense, el encuentro finalizó a los 46 minutos del segundo tiempo por inferioridad numérica de Sarmiento, que había sufrido las expulsiones de Reinaldo Rojas, Ramiro Domínguez, Emiliano Giletta, Ariel Ferreyra, Eduardo Escobar y Cristian Cáceres, mientras que el propio Maidana, Emilio Sotelo y Martín Perez vieron la roja en el Verdirrojo.

Sin dudas que la clasificación del equipo misionero quedó en un segundo plano. Los jugadores y simpatizantes de Sarmiento no se bancaron la eliminación y decidieron empañar el festejo local, situación que lograron en todo sentido.
Habrá que esperar el informe del juez, que seguramente será lapidario, aunque difícilmente haya visto todo lo que sucedió en la cancha, en las tribunas y fundamentalmente en las inmediaciones del estadio. Algunos especulan con la suspensión de la cancha de Brown, aunque el club local poco haya tenido que ver para que las cosas se dieran tal como sucedieron.
No queda otra que lamentarse por la situación dada, más dura que la vivió el público misionero hace algunos años, cuando en Santa Inés jugadores y simpatizantes de Guaraní y Crucero protagonizaron una situación idéntica en un partido por el torneo Argentino B.
El árbitro tuvo en sus manos las llaves para no llegar a esto, pero dejó pegar y luego no hubo arreglo. La policía pudo haber hecho algo más, sin dudas. Quizás no se tomaron todos los recaudos previos. Pero fue muy evidente el accionar violento, primero de los jugadores, y luego de los hinchas de Sarmiento. Por suerte hay imágenes que servirán de prueba. Aunque el mal ya está hecho.
Resulta inentendible que no haya detenidos. Sólo fue suficiente un llamado telefónico del gobernador Jorge Capitanich a su par misionero Maurice Closs para que todo quede como si no hubiera pasado nada...LAMENTABLE

12 abr 2011

La Afa y su constante incapacidad para resolver temas


La decisión es, cuanto menos, polémica. Y mejor hablar del hecho ahora, varios días antes de que se juegue el clásico de Avellaneda.
¿Qué pasó? El Colegio de Árbitros de la Asociación del Fútbol Argentino designó a Patricio Loustau como árbitro del encuentro que protagonizarán el domingo Racing e Independiente, por la 10ª fecha del torneo Clausura.
Hasta ahí todo bien. El problema surge cuando uno empieza a analizar los antecedentes del apellido Loustau y encuentra varias coincidencias con el mundo Racing.
Patricio Loustau es un joven juez que, para muchos en la Afa, tiene las condiciones necesarias para representar a Argentina en el próximo Mundial de Brasil, en 2014.
Pero también es hijo de Juan Carlos Loustau, otro referente del arbitraje argentino que dirigió el Mundial de Italia en 1990, la Copa América en 1989 y 1991 y el Mundial sub 20 en 1987. Y también cuenta en su intachable currículum con el premio que le otorgó el IFFHS como el segundo mejor árbitro del planeta en 1992, reconocimiento que sólo superó Horacio Elizondo en 2006.
Incluso cuando se dedicaba al arbitraje, Loustau padre reconoció que era simpatizante de Racing, y después de abandonado el referato hasta fue a la cancha a ver a la Academia.
Ahí aparece el primer punto que parecen haber obviado los “intelectuales” que designan a los jueces semana a semana.
Nadie puede asegurar que Patricio sea hincha de Racing, pero inevitablemente ya hay algo en común.
Otra cosa: antes de que el Colegio de Árbitros decida el pito para el segundo partido en importancia en el ámbito doméstico después del Boca-River, dirigentes de uno y otro club habían tirado sus nombres, ya que el árbitro sería conocido a dedo, y no mediante un sorteo, como se hace para los encuentros de menor envergadura.
Así, Independiente había solicitado a Héctor Baldassi, para muchos (incluso para quien escribe este artículo) el mejor de los últimos años, mientras que en la vereda de enfrente tiraron el nombre justamente de Loustau.
Hasta ahí todo podría quedar en suposiciones indemostrables. Pero hay otra cuestión más, que claramente nunca percibieron los cerebros afistas: Patricio Loustau jugó en Racing. Sí, durante tres años fue parte de las inferiores de la Academia, aunque, vaya uno a saber porqué, jamás tuvo la posibilidad de llegar a Primera.
Está claro que no porque dirija Loustau Racing se va a quedar con los tres puntos. Uno debiera (yo particularmente lo hago) creer en la honorabilidad de los jueces, en su capacidad profesional y en su honestidad como persona.
Pero sin dudas que esta determinación acrecienta la posibilidad de generar polémica. Si el Rojo pierde, más allá de que Racing haya hecho sobrados méritos, todos los diablos van a apuntar al juez como responsable de la derrota. Pero no hace falta ir tan lejos, cada cobro, cada amarilla, cada off side, cada expulsión, en fin, todo puede servir de leña para aumentar la intensidad de las llamas.
Con esto, una vez más queda en evidencia la poca capacidad de resolver cuestiones de los dirigentes de la Afa, que dejaron pasar por alto cuestiones que sin dudas van a generar polémica.

11 abr 2011

Imposible no dejar de soñar en Villa Urquiza


Detener el optimismo que envuelve a varios posadeños, simpaticen o no con Brown, parece un objetivo cada vez más difícil por estos días. Y cómo no entender al vecino de Villa Urquiza, a aquellos que se sienten identificados con los colores verdirrojos, si el equipo de la avenida Cabred y Yerbal está haciendo una gran campaña en el Torneo del Interior.
Es verdad, estamos hablando de la quinta categoría del fútbol argentino, el escalón más bajo a nivel nacional. Pero con todo lo que significa actualmente jugar un certamen a nivel país, es razonable valorar y destacar el desempeño del único representante misionero en la competencia.
El domingo pasó con éxito su primera prueba importante en el TDI, ya que jugó fuera de Misiones por primera vez, y fue en la localidad chaqueña de Santa Sylvina donde el Verdirrojo consiguió su primer triunfo como visitante. El 2-0 frente al desconocido Centro Juvenil Agrario (que con todo respeto tiene más nombre de industria o entidad política o estudiantil que un club de fútbol) dejó al conjunto posadeño muy cerca de instalarse en los cuartos de final de una de las llaves del ascenso al torneo Argentino B.
Para muchos las estadísticas no importan, pero Brown no es uno más de los 48 equipos que buscan escalar un peldaño a nivel nacional. El equipo que dirige Carlos Suirezs es el equipo que menos goles recibió en el certamen, y ahí radica justamente el punto fuerte que le permite al hincha ilusionarse. Tampoco juega como el Barcelona, está claro, porque difícilmente luzca y pregone un fútbol de alto vuelo, pero, ¿alguno lo hace en el TDI?
Y otra cosa, se hace fuerte desde la adversidad, quizás la mayor virtud que ostenta y que saca a relucir en cada encuentro.
En esa lejana ciudad casi limítrofe con la provincia de Santa Fe, Brown salió a jugar sin uno de sus mejores valores, como lo es el central Carlos Balanda, quien había sido expulsado en la llave anterior frente a Vicov en Eldorado. Pero así y todo mantuvo el orden, la solidez defensiva y la tranquilidad para manejar los tiempos frente a un rival que, hay que reconocerlo, no tiene las mismas ambiciones.
Además, el Verdirrojo no desaprovecha cada vez que juega de local, y se sabe que mantener el invicto en casa es fundamental en este tipo de torneos.
Tampoco hay que olvidar que en el plantel, más allá de algunos valores jóvenes, hay mucha experiencia. Horacio Galeano, Oscar Garay, Diego Kosachek, Emilio Sotelo y Derlis Maidana, por caso, jugaron Argentino A, y más de la mitad del plantel ya recorrió varias ciudades jugando otros torneos nacionales, como Balanda, Comes, Álvarez, López, Silveyra, Pérez, Vergara y Suirezs, sin contar, además, lo que puede aportar Diego Noguera, quien jugó en Estudiantes de La Plata, y el paraguayo Fabio Acuña.
Pero las esperanzas se potencian porque, en estas instancias, a igualdad de puntos y goles hay definición por penales, y tener al Oso Galeano es una garantía que otros equipos claramente no se pueden dar. Si no que lo diga Rosamonte.
Se sabe que el Torneo del Interior es más largo que cualquier otro. Lleno de obstáculos, viajes indeseados y canchas imposibles de jugar. Pero lo más complicado es sortear con éxito el sinfín de fases del que están compuestos estos certámenes que organiza, básicamente más para recaudar que para promover a los clubes, el Consejo Federal de la Afa.
Brown se adjudicó su zona en la fase regular. Luego eliminó a Rosamonte por penales y después a Vicov. En esta cuarta instancia todo indica que, si no sucede ninguna circunstancia inédita, va a clasificar con margen a los cuartos de final de la llave 2 del ascenso. ¿Qué faltaría luego para ascender al Argentino B? Pasar cuartos, semifinales y final. Pero llegando a la final ya se asegura al menos jugar la promoción con un rival de la categoría superior. El tema es que en cuartos de final el rival sería Sarmiento de Resistencia, el caballo del comisario, por llamarlo de alguna manera. El equipo chaqueño, que hace un par de temporadas atrás jugó el Argentino B, cuenta con el apoyo del gobernador Jorge Capitanich, quien apostó fuertemente en el club, tanto en lo estructural (invirtió para la construcción de un estadio modelo en el país) como en lo deportivo.
Sarmiento venció a Ferroviario de Corrientes 2-0 como local en la ida, por lo que quedó también muy cerca de avanzar de instancia.
Siguiendo con el optimismo, considerando siempre que Brown siga ganando sus cruces, el rival en semifinales podría ser Resistencia Central, el mismo que le convirtió 8 goles el año pasado cuando lo despertó del sueño del ascenso.
Hay que ir paso a paso, pero hay motivos para ilusionarse. Será cuestión de seguir el mismo camino y reducir progresivamente el margen de error. Pero sería lindo ver a Brown en un Argentino B, no?